Igual que una flor marchita,
me deshojo entre poesías,
entre gritos y delirios,
Fantasías imposibles, pesadillas
condenadas al olvido
de esta vida que es mi cárcel,
de estos sueños hechos trizas,
jirones de tinta y sangre
son los últimos latidos
de un corazón suicida
de un corazón de nadie.
La única salida,
allí, alta, inalcanzable,
triste aurora boreal
lúgubre silueta,
guadaña argentina,
presagio del final.
Relucen lágrimas secas,
retrato de una vida,
cercana a terminar.
Despunta el alba y brilla
el sol tras el cristal
prometiendo libertad
mentiras, solo mentiras
delirios de soledad
despierto y la realidad
golpea más fuerte que nunca
sin fuerzas para luchar
desisto, caigo, me rindo
el último suspiro
gélido, fugaz
la última sonrisa
triste, moribunda
lo último que escribo
epitafio y despedida
de esta cárcel de cristal
de esta cárcel que es mi vida
mi vida… su final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario